miércoles, 28 de julio de 2010

Terminales


Entre un iPhone y el terminal de un viejo mainframe hay diferencias obvias, pero también hay similitudes (menos obvias pero más fundamentales): ambos son "terminales" de un sistema informático distribuido de gran capacidad.


Siempre he visto el tema PC vs. Mainframe como dos paradigmas que se alternan a lo largo de la historia.

En efecto, las primeras computadoras (ENIAC, COLOSUS y otras de finales de los 40s) pueden considerarse "personales" en tanto que se usaban para una labor a la vez. Mas esto no duró mucho: los años 50s vieron nacer el "batch processing" y las tareas de gran volumen lo cual hizo factible económicamente a estos monstruos de elevadísimo costo. En los 60s apareció el tiempo compartido y el terminal de teletipo (más tarde, video-terminal) se hicieron populares. A esas alturas, la noción de computadora giraba en torno a un aparato gigantesco al cual uno puede asomarse mediante terminales remotas: el poder computacional está en el gigante, las terminales son tan solo ventanas de acceso al mismo.

Esta visión —el "mainframe"— prevaleció por más de veinte años. A finales de los 70s, sin embargo —aunque con mayor peso en los 80s— apareció explosivamente el paradigma de la computadora personal o PC. La historia parecía estar dando un salto de treinta años hacia atrás.

Una computadora tan barata que cualquiera puede darse el lujo de comprar y emplear para uso exclusivo y personal, eso es un PC... al menos eso era en sus inicios. Y lo de "barato" cuenta, que conste. Aún cuando los "mainframes" seguían siendo más capaces y fiables que las nuevas criaturas, estas no tuvieron dificultades en imponerse y hacerlo rápidamente. Y no me refiero al aparato en sí, sino al concepto.

Otra década pasaría antes que la Historia diera otro vuelco, lo cual fue propiciado por la explosión (a nivel popular) de la Internet a principio de los 90s. Porque la Internet, lo mismo que un "mainframe", responde a una arquitectura cliente/servidor. Un PC conectado a la red y corriendo un navegador juega el papel de terminal mientras que el servidor, una máquina central y de gran poder computacional, se roba toda la acción.

En un inicio (y por mucho tiempo) los servidores Web se contentaron con servir texto e imágenes codificados en HTML. Pero a la altura del año 2000 esta tecnología había evolucionado ya hacia verdaderas aplicaciones Web. Se hablaba entonces de "thin client" y de "e-comerce"; la confusión sobre cuales tareas deben recaer en el servidor y cuales en el cliente, aumentaba y —en mi criterio— continúa aumentando en nuestros dias.

Ahora la nueva revolución está en el llamado "wireless" (inalámbrico). Un teléfono típico de nuestros días funciona de forma similar a un PC de escritorio, solo que es más pequeño y absolutamente portable.

Revolucionario es porque ahora la computadora está, ya no en el centro de cálculo, ni siquiera en nuestro escritorio, sino en nuestro bolsillo; la llevamos a todas partes, y —lo que es más importante— llevamos con nosotros el acceso a un sistema remoto de gran poder vía Internet.

Me parecería saludable que la confusión "cliente/servidor" llegara a resolverse en este punto. Un teléfono ¿es un terminal, o es una computadora en sí? Yo prefiero verlo como un terminal, ya que mi deseo como usuario es "usar" mi aparatejo, no ocuparme de su mantenimiento.

Mi visión en general de los artefactos informáticos sigue siendo aquella de una caja negra, ubicada no importa dónde, a la cual me asomo remotamente a través de un artefacto simple, fiable y descomplicado, llámese este dumb terminal, PC o teléfono celular.

Y no es una visión arcaica sino, como creo haber demostrado en este artículo, un paradigma que ha ido y venido a lo largo de la historia. Y digo más: es la manera demostradamente correcta de hacer computación. El PC fue tan solo un accidente (aunque necesario) en el desarrollo histórico de la computación; su destino es quedar relegado al simple papel de terminal gráfico de altas prestaciones... a decir verdad, para muchos de nosotros ya no es más que eso.

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